Ecologistas en Acción ha cursado denuncia ante la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y ante la Delegación Territorial de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible por el vertido de aguas negras desde la depuradora de Villamanrique de la Condesa al arroyo de la Cigüeña, afluente del Guadiamar, uno de los principales tributarios de las marismas del Espacio Natural Doñana, exigiendo que se abra una investigación por si los hechos son constitutivos de la apertura de un nuevo expediente sancionador
No es la primera vez que se denuncia esta depuradora por hechos similares, en octubre de 2016 se veía desbordada por las espumas generadas por vertidos posiblemente de origen industrial. La consecuencia, una sanción de 6000 euros a abonar por la empresa pública Aljarafesa, responsable de su gestión, con lo que no se ataja la raíz del problema. Los vertidos son presuntamente consecuencia de la llegada a la depuradora de aguas residuales industriales procedentes de la industrial del aderezo, para las que no está diseñada y que pueden llegar a bloquear el sistema de depuración, impidiendo el correcto tratamiento de las aguas residuales urbanas de Pilas y Villamanrique, que es su función y es el servicio que se presta tras abonar l@s usuari@s en el recibo del agua.
Hasta hace bien poco, era habitual que con las primeras lluvias otoñales, los industriales de la aceituna aliviaran depósitos y balsas a los cauces cercanos, generando verdaderas cloacas a cielo abierto y acabando con los ecosistemas acuáticos de los arroyos a los que iban a parar estos vertidos. Desde que se puso en marcha en la comarca de Doñana el plan de corrección de vertidos, con la instalación de depuradoras de aguas residuales y el establecimiento de un sistema de balsas que recogen las aguas derivadas de las plantas de aderezo de la aceituna, los cauces han mejorado la calidad de las aguas, al disminuir drásticamente la carga contaminante que les llega.
Sin embargo, aún no se ha logrado atajar las actuaciones ilegales y sigue habiendo quien vierte aguas contaminadas de origen industrial a la red general de saneamiento, con lo que el problema se trasladada a las propias depuradoras que no están preparadas para hacer frente a estos vertidos industriales. Hay imágenes que muestran las balsas con el mismo nivel que si estuviéramos en pleno estío, algo imposible después del tratramiento de miles de kg. de aceituna. La depuradora que recibe este tipo de vertido contaminante queda inutilizada por la eliminación de los lechos bacterianos que sirven para la depuración de los vertidos urbanos domésticos. El tiempo necesario para restablecer la funcionalidad de los sistemas biológicos afectados es de varias semanas para que la depuradora vuelva a su funcionamiento óptimo.
Para Ecologistas en Acción es necesario que las administraciones ambientales, estatal y autonómica, pongan en marcha los mecanismos que requiere la gravedad del hecho y activen los procedimientos oportunos para determinar la procedencia del vertido mediante los marcadores específicos que permiten conocer dónde ha sido realizado, para aplicar la normativa, sancionar y poner fin a todo tipo de vertidos que terminan dañando los ecosistemas de Doñana y la imagen internacional de este espacio protegido y su comarca.
No es de recibo que sea la ciudadanía, que ya paga por un correcto servicio de depuración, la que se tenga que hacer cargo vía sanciones a la empresa pública de gestión, Aljarafesa en este caso, de las consecuencias de vertidos que tiene responsables y que son sobre los que tendría que recaer exclusivamente las sanciones pertinentes y las obligaciones derivadas de reponer el daño causado.