Usuarios y profesionales del Sistema Andaluz de Salud (SAS) vienen movilizándose durante años contra los recortes, especialmente en la atención primaria. Morir en Andalucía es un 38% más probable que en Madrid. En este contexto entrevistamos a Ruth, médica de familia en Lebrija, que nos cuenta algunas cosas que quizás no conozcas cuando vas a tu centro de salud.
«Ahora mismo en Lebrija estoy bien porque comparo con mi situación anterior. Antes, el centro de salud donde estaba, como la mayoría, atendía también urgencias: 52 pacientes diarios, más unos 10 pacientes por urgencias. Además, era la época dura de presión por objetivos. La gerente del distrito amenazó con quitarme la comisión de incentivo. Sufría persecución. Esos objetivos siguen vigentes pero, desde el año pasado, la lucha de varias plataformas, como Basta Ya en Andalucía, ha conseguido frenar el acoso en algunos centros. Mi directora de la unidad de gestión actual mira por el bienestar de los profesionales, está más preocupada por tener al personal a gusto que por trasladar directamente las presiones desde arriba. Ahora soy de las privilegiadas que tiene 40-50 pacientes, 7 minutos por paciente, cuando lo normal es tener 5-6 minutos, que son menos cuando entran urgencias. Aun así, 7 minutos es poco.»
Preguntamos cómo han cambiado las cosas con el nuevo Gobierno andaluz. «El nuevo Gobierno andaluz —del PP y Cs— continúa con la mala gestión del
Gobierno anterior. El Gobierno de Susana Díaz no nos escuchó e hizo fuertes recortes. En fin, la administración anterior fue canalla. Y la de ahora, como llegó al poder cuando estábamos movilizados, se reunieron con nosotros e hicieron muchas promesas, pero todo queda en buenas palabras. Al final, los acuerdos se firman en mesa sectorial con los sindicatos —CCOO, UGT, CSIF y Sindicato Médico—. Por nuestra movilización, estos sindicatos nos echan ahora algo más de cuenta pero realmente ninguno defiende a los médicos de atención primaria. No nos sentimos representados por ningún sindicato. Desde la Plataforma Basta Ya pedimos 10 minutos por paciente, cobertura de bajas, etc. En mi centro somos 15 médicos y tenemos 3 plazas que no están cubiertas permanentemente, una jubilación y dos bajas largas. No se cubren las bajas por falta de voluntad política y porque los contratos son muy precarios y la gente prefiere irse a otras comunidades, a la privada o al extranjero. Están ofreciendo contratos de un mes, 50 o más pacientes diarios, muchas guardias, cambios de centros para no pagar productividad, etc.»
Conforme Ruth nos va contando, nos vamos haciendo una idea de lo injusto y contradictorio del llamado «sistema de incentivos» al que someten al personal médico. Por ejemplo, «los objetivos de atención primaria chocan con los de atención hospitalaria. Al personal médico de atención primaria nos presionan para que no derivemos pacientes a especialistas, incluso cuando está justificado. Y a los especialistas les penalizan por revisar mucho al mismo paciente. Entonces, le dicen que el año que viene lo vuelva a enviar el médico de cabecera. Esto genera conflictos entre diferentes sectores del sistema sanitario.»
Relacionado con los recortes disfrazados de excelencia, preguntamos a Ruth sobre la influencia del contexto socioeconómico en la salud: «El contexto influye mucho en la salud de los pacientes. Lo que importa para la salud no es tanto el número de médicos sino las condiciones sociales. Por ejemplo, lo he notado mucho en el cambio desde Las Cabezas de San Juan a Lebrija. En mi cupo en Las Cabezas, un pueblo con mucho paro y bajo nivel educativo, había muchas patologías cardiovasculares por mala alimentación, altos niveles de obesidad infantil, mala salud bucodental, etc. En Lebrija la situación es mejor. Todo lo que no sea atender las necesidades sociales trae problemas de salud.»
«Hay que movilizarse. Si faltan profesionales, cierran por las tardes… hacemos una plataforma de usuarios; hablamos con la dirección del centro, del distrito y pedimos explicaciones por escrito; nos movilizamos para poner en evidencia lo que está pasando. El SAS dice que está reforzando la plantilla y eso es mentira.»