Bajo esta etiqueta se agruparon los miles de tuits generados tras la «exclusiva» lanzada por A3 Noticias el pasado enero, según la cual se había descubierto la prueba definitiva de la relación entre Podemos, la CUP, ETA y el gobierno de Maduro. Los presentadores del informativo, Álvaro Zancajo y Sandra Palo, fueron «cazados» en un vídeo off the record comentando entre risas las consecuencias que tendría para A3 la emisión de esa noticia: «Nos van a dar, pero bien». Y así fue. Les dieron (en redes sociales) porque el juego sucio de la empresa en la que trabajan fue el ejemplo perfecto de la máquina del fango de la que habla Eco1.
Leí ese hashtag muchas veces esa mañana y comprendí que no solo describía un caso flagrante de instrumentalización de los medios por parte del poder, sino que representaba a la perfección la situación actual de la profesión periodística. Nos van a dar, pero bien.
Dudo mucho que Zancajo y Palo hayan sufrido la precariedad del sector, pero a la mayoría nos están dando desde los mismos orígenes de la profesión. Nos han dado con el cuento de la vocación y el romanticismo. Nos han dado con los egos y la competencia. Nos han dado por posicionarnos y por no posicionarnos. Nos dan las instituciones (la Ley Mordaza afecta especialmente a periodistas) y nos dan los movimientos sociales que no siempre se fían de nosotrxs. Nos dan porque se tiende a la metonimia y se toma a la periodista por la empresa que le paga. Nos dan por corporativistas y por no ser capaz de agruparnos. Nos han dado tanto, que el periodismo es la segunda profesión más afectada por la crisis (tras la construcción) y como las empresas responsables son las mismas que deberían contarlo —esas que ponen en marcha actuaciones como la realizada por A3 Media— pues prácticamente no se dice. Otro golpe bien dado.
Según el último Informe anual de la profesión periodística2, el número de empleos destruidos en medios de comunicación de 2008 a 2015 asciende a 12 200 (no todos de periodistas, pero sí la mayoría), un periodo en el que se han cerrado 375 medios entre diarios, revistas, televisiones, digitales y agencias. La inestabilidad es tal que no sorprende que el 75% de lxs entrevistadxs en ese estudio reconozca que cede a presiones para modificar una información. Esta cifra asciende al 80% si se trata de autónomos, situación a la que se ven abocadxs cada vez más profesionales.
En cuanto a ganancias, entre 2010 y 2015 los salarios de lxs periodistas amparados por convenio han caído un 17%. Pero si miramos a lxs contratadxs en los últimos años, con los convenios renovados y las condiciones deterioradas, nos encontramos por ejemplo con un 30% de mujeres y un14 % de hombres (aquí también hay brecha salarial) que cobra menos de 600 € al mes por un trabajo con un alto grado de responsabilidad social. Y estos son datos sobre relaciones laborales medianamente serias. El número de periodistas trabajando en negro o contratadxs con otra categoría inferior es imposible de calcular y, teniendo en cuenta lo poco que se valora la profesión, son muchxs lxs que forman parte de ese grupo. La Asociación de la Prensa de Sevilla denunció recientemente una oferta para redactores con unas condiciones que suenan a broma, pero no lo son: artículos de 320 palabras por 1,5 €. La empresa se llama RC Canales Interactivos y no es un caso aislado.
Con este panorama, ¿cuál será la primera preocupación de lxs periodistas? ¿Que se cumpla la función social inherente al periodismo?, ¿la independencia de los medios?, ¿la máquina del fango? No. Cuando no tienes asegurado tu puesto de trabajo, lo primero que te preocupa es conservarlo. El 60% de lxs encuestadxs en el informe considera la precariedad como su principal preocupación.
Sin embargo, entre tanta desolación aparece un dato esperanzador: el número de medios creados por periodistas que se unen para sobrevivir y ejercer su trabajo de forma digna se ha incrementado. Alrededor de 460 empresas con estas características fueron creadas (y siguen en activo) entre 2008 y 2015.
Este tipo de medios —independientes de corporaciones y respetuosos con el trabajo de lxs periodistas— pueden ser una buena forma de recuperar la confianza en la profesión. Por otro lado, periodistas que asuman su condición de trabajadores y exijan sus derechos, así como colectivos profesionales que hagan fuerza para defenderlos son la única vía para que alguna vez dejen de darnos por todos lados.
1 Número Cero. Umberto Eco. Traducción de Helena Lozano. Lumen. Barcelona, 2015.
2 El Informe Anual es elaborado por Asociación de la Prensa de Madrid desde 2004 a través de encuestas a periodistas de todo el Estado.