El pasado día 19 de septiembre el Ayuntamiento de Sevilla lanzó “la campaña para el Día Internacional contra la Prostitución, la Trata y el Tráfico de Personas con Fines de Explotación Sexual”, introduciendo fraudulentamente el término “prostitución” en la denominación de dicho día.
La única interpretación razonable de dicha tergiversación es que el Ayuntamiento de Sevilla intenta confundir a la opinión pública, haciéndola creer que la prostitución es una actividad delictiva equivalente a la trata.
No es sólo una campaña de odio. Es un ataque directo a la única forma de supervivencia que tenemos muchas mujeres en la ciudad de Sevilla.
Expulsadas las que trabajamos en la calle a lugares inhóspitos y peligrosos, donde somos víctimas fáciles de abusos policiales y agresiones de todo tipo, el Ayuntamiento se propone con el nuevo plan ir a por las que trabajamos en pisos, creando una atmósfera de odio entre los vecinos para conseguir de forma ilegal lo que la ley no permite, es decir, lograr nuestra expulsión organizando el acoso sistemático a unas mujeres que ni incumplen ninguna ley ni se meten con nadie.
El Ayuntamiento de Sevilla se ve apoyado en sus sucias maniobras por lo más hipócrita de la sociedad sevillana, anidado en la derecha, el centro y la izquierda del espectro político. Esa es la auténtica causa común de las fuerzas políticas de la ciudad: hacer la vida imposible a las prostitutas.
Las prostitutas hemos dicho basta. El pasado día 8 de diciembre constituimos el Colectivo de Prostitutas de Sevilla y lanzamos nuestro Manifiesto, que leímos públicamente dos días más tarde en la manifestación convocada por la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) con motivo del Día de los derechos humanos.
El manifiesto consta de seis puntos y tres reivindicaciones. Lo seis puntos son:
- La prostitución no es delito. Las prostitutas no somos delincuentes.
- Las prostitutas somos mujeres dignas.
- Las prostitutas reivindicamos la totalidad de nuestros derechos sexuales como mujeres.
- Las prostitutas somos trabajadoras sexuales.
- La prostitución no es trata ni violencia de género.
- Las prostitutas no pedimos ayudas para salir de la prostitución: exigimos la abolición de la pobreza.
Y las tres reivindicaciones son las siguientes:
- Derogación inmediata de la Ley Mordaza y de las ordenanzas antiprostitutas del Ayuntamiento de Sevilla.
- Reconocimiento por el Estado de la naturaleza laboral del trabajo sexual y aplicación inmediata del Estatuto de los Trabajadores y otras normas que garantizan los derechos de las trabajadoras.
- Cese de la campaña de odio contra las prostitutas del Ayuntamiento de Sevilla y asignación inmediata de los fondos destinados a esa campaña a la lucha contra la pobreza entre las mujeres de la ciudad de Sevilla.
La herramienta elegida para devolvernos a las prostitutas y a las familias que dependen de nosotras a nuestra previa situación de precariedad es la penalización de nuestros clientes, acusados de ser nuestros violadores. Es para defendernos, dicen los fariseos. Multando y atacando a nuestros clientes nos penalizan a nosotras.
Para luchar contra la trata de seres humanos con fines de explotación sexual no hay mejor defensa que la de dotarnos a las prostitutas de derechos y el apoyo de las instituciones; derechos que permitan defendernos de todo tipo de agresiones que podamos sufrir en nuestro trabajo, derechos que nos den la condición de ciudadanas y trabajadoras de primera como cualquier otra persona y apoyo de las administraciones para poder ejercer nuestros derechos.
Las prostitutas somos mujeres valientes y luchadoras. Hacemos frente a un feroz estigma que injustamente lanzan contra nosotras, desde lejanos tiempos bíblicos, los que venden mentiras y humo en lugar de sexo. Debemos ocultarnos: somos el último colectivo marginado que todavía debe ocultarse sin haber hecho nada, castigadas con una culpabilización torturante por la misma sociedad que tolera tantos abusos reales.
Y vamos a hacer frente también al Ayuntamiento de Sevilla, a sus falacias abolicionistas y a sus injustas ordenanzas. ¡Las prostitutas hemos empezado a hablar y ya no vamos a callar!