Últimamente sigo pensando… no me corrijo la costumbre por más que medite. Pero hace poco aprendí un nuevo concepto, el “pensamiento situado”, y eso me está ayudando a observar mi pensamiento con más desapego.
El paradigma ideológico imperante nos cuenta que somos seres individuales, que nuestra razón y voluntad todo lo pueden y que somos las únicas responsables de lo que pensamos y sentimos. Pero la realidad es que no somos solas. Somos con todo lo demás que nos rodea, existe una comunidad de la que formamos parte con sus creencias y sus formas de hacer. Además, no somos las primeras en nacer, antes ha habido una historia que se ha sucedido día a día hasta nosotras.
La Historia y la comunidad forma y condiciona nuestros pensamientos. Esto es el pensamiento situado.
Nos pasa a todas las personas del mundo pero, a las personas que nacemos a este lado, en el “occidente rico”, nos han contado que nuestros pensamientos y las formas en que lo construimos es la correcta, la superior, a la que el mundo entero debe llegar. Por eso, quizás, a nosotras nos cueste más ser conscientes de nuestro pensamiento situado, porque precisamente está situado donde debería estar el de todo el mundo.
Ser musulmana y llevar velo es antifeminista. Cecear en la academia es de catetas. Las cantaoras gitanas no se esfuerzan igual porque con el apellido lo tienen todo hecho. La democracia es el modelo al que el mundo debe aspirar.
Y todo esto es evidente, hemos alcanzado estas convicciones nosotras solitas, solo hay que mirar el mundo y pensar un poco. Es de cajón.
¿Seguro? ¿Cómo librepensadoras hemos alcanzado estas convicciones? Ser conscientes del cómo y el qué pensamos requiere un gran esfuerzo de cuestionarse a una misma, trascender el individualismo y entenderse como parte de conjunto del que formamos parte. Y requiere un plus de heroísmo cuando para colmo gozamos de privilegios respecto a las otras que piensan diferentes, esas pobres que aún no han visto la luz de la razón.
Cuantos más privilegios se gocen más heroísmo se necesita para cuestionarse. Por eso desde estas líneas mandamos ánimo a todos esos varones, blancos, estudiados, sanos y heteros que cada día luchan por deconstruir sus privilegios y tomar consciencia de sus miradas situadas. Mucho ánimo e inscríbanse al Topo, les esperamos con los brazos abiertos.