Para la mayoría de aficionados a la cultura, temas como el copyright, Creative Commons, SGAE, el canon digital, los derechos de autor o la piratería son temas actuales pero bastante opacos. Cuesta trabajo entenderlos, y la verdad es que son temas llenos de detalles legales y ramificaciones hasta aburrir. Lo que yo destacaría de todos ellos, detrás de todo el barullo, es que hay una batalla abierta por internet. De un lado, activistas y ciudadanos que luchan por una internet barata y accesible para todos, una internet que ayude a que la población se forme y adquiera cultura critica. Por el otro, un conglomerado enorme de empresas e instituciones que solo buscan más beneficio económico en la red, que la ven como un negocio más, negando el resto de posibilidades. Dinero frente a derechos. De eso se trata.
Es algo parecido al problema con las hipotecas, por poner un ejemplo muy conocido y cotidiano; allí tenemos a los bancos y al sistema financiero cometiendo abusos y negando derechos, y aquí pasa más o menos lo mismo. En el mundo de internet y la cultura también hay empresas similares con la misma conducta abusiva.
Nuevas leyes amenazan continuamente con convertir la red en un espacio lleno de censura y bloqueos, leyes como la famosa ley Sinde, o la ley SOPA, grandes paquetes de sanciones al usuario y prohibiciones. El objetivo es que si te bajas un disco o una peli, te cortamos internet. Hasta ese punto pretenden llegar estas leyes. En esta «guerra» contra la piratería, la víctima al final es la educación y la cultura de la gente. Por eso es tan importante conocer y defender estos asuntos. De esta forma, cada vez que se oye la palabra copyright, patente o propiedad intelectual, todo lo demás va detrás. Por no hablar de los problemas con las patentes en el mundo industrial, farmacéutico o agroalimentario (Monsanto y demás multinacionales), que son otro reflejo del concepto erróneo de propiedad intelectual que predomina.
Antiguamente, quienes tenían el copyright de todo eran las monarquías, la iglesia, etc. No se podía imprimir un libro sin su permiso y los piratas de esa época eran quienes se saltaban esas prohibiciones y editaban los libros prohibidos para venderlos en el mercado negro. Gracias a esos «piratas» llegó la Ilustración, la Revolución francesa, etc. Porque, con su mercado underground de libros censurados, dieron a conocer obras clave para que estas sociedades se desarrollaran. Hoy día pasa algo parecido con internet y los movimientos sociales de protesta y desobediencia civil que están apareciendo en los últimos años. Hoy día, los «monarcas» que poseen y censuran la cultura son las grandes empresas de Hollywood, la industria musical multinacional, los políticos de nuestras democracias zombis, las entidades de gestión de derechos de autor (hay muchas, no solo está la SGAE). Todos ellos conforman un conglomerado de empresas e instituciones que solo ven la cultura de una forma: dinero. Estas grandes empresas piensan que copiar es robar, y que compartir archivos es un crimen. Todo es piratería. Ese es el mensaje oficial. En el mundo de la cultura, las entidades de gestión de derechos de autor apoyan esta internet censurada: por ignorancia la mayoría de la veces y otras por inmovilismo ante un modelo de negocio que no entienden y que a priori no es su monopolio habitual. Y es que a los monopolios les cuesta soltar la presa, ha pasado siempre, por eso es necesario conocer y apoyar estos movimientos activistas que tenemos alrededor, que son quienes realmente están mejorando internet, movimientos como el de las licencias copyleft, cultura libre, etc.
Es importante también señalar que cultura libre no significa todo gratis, ni tampoco significa para un artista regalar el trabajo, es simplemente otra forma de comerciar con la cultura, más justa y transparente, eso es todo. Usar licencias copyleft no implica perder tus derechos de autor. Se puede ganar dinero de esta forma también, se puede hacer negocio; lo que no se puede es montar mafias, eso es más complicado, de ahí su utilidad. Es todo más participativo, más transparente y hay menos abusos, porque todo el mundo sabe perfectamente cómo te lo montas, hay menos escondites.
En el caso de la música, todos hemos visto en las noticias los abusos del lobby de los derechos de autor: gente que se cuela en bodas y pide dinero por la música que se pone, acosando a dueños de bares, acosando a internautas, blogueros, desarrolladores de software libre, DJs, artistas de remezcla, artistas plásticos, etc. Son abusos de la mentalidad de antes, con el apoyo de nuestros políticos de cartón pluma y con el apoyo de las grandes estrellas mediáticas de nuestra cultura: músicos de la vieja escuela, los de toda la vida, estrellas del cine, de la música, gente que ha ganado mucho dinero con el sistema de antes, a los que vemos en los medios hablar de la piratería como el enemigo número uno, sin hacer mención a estos otros asuntos que son más importantes todavía.
En el caso concreto de los grupos musicales de aquí, si tienes un grupo de música en España y no eres socio de SGAE no puedes cobrar tus derechos de autor. Ellos lo cobran por ti —por ley— y se lo quedan si no firmas con ellos. Así de sencillo. No tienes libertad para decidir que no quieres que ellos te gestionen tus derechos. Tienes libertad para elegir discográfica, elegir mánager o local de ensayo, pero con tus derechos de autor solo existe la SGAE. Así funciona. Suena a película mala o a teoría de la conspiración, pero es la realidad. Se han convertido en un intermediario forzoso que se lleva su corte, su parte, aunque tú no quieras. Están protegidos por leyes antiguas de la era preinternet, conformando una realidad: en España, por ley, un autor no es dueño «económico» de su obra si no forma parte de este tipo de empresas. Solo ellos pueden recaudar, tú no puedes, es absurdo pero así funciona. A muchos amigos y músicos se lo contamos y no se lo creen, pero es cierto. Los grupos copyleft estamos luchando desde hace años, pero somos tan pocos que supongo que pasamos desapercibidos.
De todas formas, hay esperanza, en el mundo de la música poco a poco se va demostrando que otro modelo de negocio es posible, y en el mundo editorial vemos también pequeños avances. En el mundo del cine las soluciones son más complejas ya que el volumen de dinero que cuesta hacer una película es muy superior al dinero que cuesta hacer un disco o escribir una novela. Eso, ya de entrada, dificulta mucho que un modelo de negocio para el cine basado en internet y en compartir archivos pueda funcionar fácilmente, pero podríamos decir sin miedo a equivocarnos que, en general, este otro modelo de negocio está avanzando, está demostrando que es posible hacer las cosas de otra forma a todos los niveles, y que esta forma de mover la cultura tan hippy puede dar muchos beneficios para todos: artistas y público. Hace años era un tema desconocido, una utopía, pero hoy existen ejemplos por todo el mundo. Una nueva industria florece basada en internet y en un modelo de negocio más transparente y justo, aunque también es cierto que todavía queda mucho camino por recorrer. No hay una solución sencilla, es un tema áspero que va a tardar en solucionarse (si se soluciona).
En este mundo de internet quedan muchos temas importantes por tratar que estoy dejando atrás en este artículo, temas importantes para entender todo esto, como el software libre. O la importancia de los programadores e informáticos, que siempre han sido grandes luchadores por internet desde sus inicios. O la importancia de los nuevos géneros artísticos de remezcla que estamos disfrutando gracias a internet: DJs, VJs, fotomontajistas, videocreaciones, mashups, etc. Géneros que solo van a sobrevivir si seguimos luchando para que lo hagan, porque usan material con copyright como fundamento de ese lenguaje. Las leyes actuales en estos temas son tan abusivas y absurdas que impiden y dificultan su desarrollo.
¿Soluciones? Una de las soluciones para todo esto es que los creadores de la propiedad intelectual — los autores, en el caso de la cultura — sean dueños de su copyright, que no lo vendan ni lo cedan a otra gente simplemente porque es lo que se suele hacer, que no se hagan socios de empresas opacas. Una vez dueños de su copyright, que lo transformen en copyright abierto, básicamente que usen licencias Creative Commons en vez del copyright de siempre. De esta forma tan sencilla se solucionaría una gran parte del problema. Mientras todos los músicos sigan apoyando el modelo antiguo, estos monopolios seguirán teniendo una fuerza aplastante y todas las leyes de su lado.
Internet no es la solución a todos los males, eso está claro, y también es verdad que una internet más social con un intercambio de archivos libre y legal no asegura que la población vaya a adquirir cultura crítica por arte de magia. Hacen falta muchas más cosas, pero mucho peor será el panorama si dejamos que estas nuevas leyes sobre piratería que asoman la cabeza tengan éxito. Todavía estamos a tiempo de cambiar las cosas, pero hace falta que los aficionados a la cultura demos ese salto mental y moral hacia el activismo, ya sea con la pancarta en la mano o desde tu propia casa, el tema es luchar por algo que amamos y con lo que hemos crecido: el cine, la música, la cultura, el libre acceso a todos los discos, docus, series y películas de la historia. El derecho a formarnos y educarnos como ciudadanos libres y críticos. YouTube. Emule. Pirate Bay. Todos los discos piratas que hemos devorado, copiado y pasado a nuestros amigos. Las tiendas de vinilos. Pequeñas librerías. Salas de conciertos. Artistas que controlan su obra y sus derechos sin intermediarios. Por esas cosas merece la pena luchar. Internet y la cultura no son solo de los dueños del copyright, también nos pertenecen a todos.
Para terminar, os recomiendo varios documentales muy interesantes sobre el tema, todos están en la red, en ellos explican mucho mejor que yo todos estos argumentos.
Documentales recomendados sobre copyright, copyleft, internet, etc.
– RiP!: A remix manifesto
– Copyright Criminals
– La verdad según Wikipedia
– Roba esta película (Steal this film – partes I y II)
– The Pirate Bay – Away from keyboard
– La revolución virtual – el precio de lo gratuito
– Good copy, Bad copy
– Todo es un Remix de Kirby Ferguson
– This film is not yet rated
– Pápa Piquillo (esta para relajarse)