nº20 | ¿hay gente que piensa?

Fuera de contexto

Últimamente estoy que no me aguanto con los contextos. Me ha dado, lo reconozco. Contextos para arriba y para abajo, contextos todo el día en la boca, los saco en discusiones, los llevo a porrillos en los bolsillos, los arrojo cuando lo necesito, los echo en falta demasiado. No es que sea nuevo, que una siempre ha sido muy de contextualizar, muy vygostskyana, pero como esta alianza estratégica que he construido estos días, nunca.

No te enteras de nada. Contextualiza. No me entero de nada. Te falta información, que diga, contexto. ¿Te contextualizo que te noto perdido? Más contexto y menos atomización de ideas. Ideas, esas, inconexas. ¡¿Cómo has interpretado eso?! Venimos de contextos tan distintos. Lo soltaste en el contexto menos indicado…

Recurro al contexto como agüita de mayo. La mayoría de las veces por necesidad, saber de dónde viene eso que hablamos, que leo, que cuentan, eso que me oprime o libera. El contexto es memoria, es reconocer las trayectorias de nuestras teorías y, con ellas, nuestras prácticas. Pero a veces, simplemente, el contexto no basta.

Es como una hartura de entendimiento, un hastío de comprender y respetar puntos de vista y unas ganas crecientes de patalear, de soltar, qué te digo yo, un no hay contexto que me haga hoy entender esto. Y descubro, entonces, que están en desuso unas acepciones de contexto que tienen que ver con enredos y marañas, trabazones y cuestiones que se enlazan y entretejen, y me voy sintiendo un poco mejor otra vez. No porque la RAE lo diga, que anda cubiertita de gloria, sino porque en ocasiones nuestros entornos políticos, históricos o familiares no le dan sentido per se a lo que nos ocurre, que los desborda.

Y en estas andaba, transitando —que ahora se dice— por los contextos, cuando me levanto el otro día y escribo la siguiente frase chorra en el feisbuc: Autónoma (casi) siempre, de alta un mes al año. Jugando con la idea de la autonomía, la de sabernos capaces, metiéndole un casi más que necesario, donde entra el apoyo mutuo y nuestra vulnerabilidad, ya que estamos. Jugaba también con la referencia a los movimientos autónomos y sí, también me refería al alta de diciembre de periodista precaria autónoma. Y, en cualquiera de sus sentidos, fuera de contexto.

Nos apoya

Nuestro nombre pretende ser un humilde homenaje a Syd Barrett, fundador y líder de Pink Floyd, que posteriormente tuvo que dejar la banda por los problemas mentales derivados del consumo de LSD. Un genio que pasó como un rayo por el mundo de la música. Al igual que él, muchos libros pasan por el mundo siendo rayos fugaces, cuando su interés no debería haber desaparecido nunca.

Desde Editorial Barrett no nos olvidamos de esos libros y queremos que todo el mundo los conozca, que se hable de ellos, que formen parte de nuestras vidas y de nuestras futuras mudanzas.El logo de Barrett hace referencia a Bike una de las canciones más surrealistas de Syd y que define nuestra línea de trabajo. «Tú eres la clase de persona que encaja en mi mundo. Te daré cualquier cosa. Lo que sea, si tú quieres cosas».

Queremos sorprenderte, si lo que tú quieres es que te sorprendan.

Esperamos que como lectores os apasione caminar junto a esta panda de locos.