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El gasto militar destruye el gasto social – EL TOPO
nº4 | la cuenta de la vieja

El gasto militar destruye el gasto social

Es habitual oír a los militares y a la cohorte de corifeos que los acompañan las quejas por el escaso gasto militar español. Suelen coincidir tales quejas con los previos a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado y, en nuestra opinión, buscan influir en la muy desinformada opinión pública y en la despistada clase política extractiva para que sean más sumisos al aumento del gasto militar y a la manera peculiar que tienen de provocarlo, mediante la falta de transparencia y su dispersión en partidas presupuestarias ajenas al Ministerio de Defensa.

Calcular el gasto militar español en que se incurrirá año tras año es una labor ardua y nada emocionante, en la que nos hemos enfrascado distintas organizaciones pacifistas o antimilitaristas en los últimos años y con criterios de cálculo diferentes (de ahí las diferencias importantes entre los informes). Se trata, nada menos, de buscar los diversos rincones donde la ingeniería contable de los responsables de la política de defensa ha escondido las partidas destinadas a sufragar un ejército desmesurado, unas operaciones militares en el exterior agresivas y la serie de privilegios que mantiene el ejército, que, a fecha de hoy da de comer a no menos de 3 316 535 personas, lo que equivale a un voto cautivo inmenso a favor del militarismo.

El gasto militar español 2014

Utopía Contagiosa ha realizado en 2014 un informe en el que intenta desvelar el gasto militar total que se prevé para este ejercicio. Es un documento extenso —pero pensamos que muy revelador— que puede bajarse de internet: http://es.scribd.com/doc/188967501/gasto-14-pdf

Según nuestros cálculos —que siguen el criterio definido por la OTAN sobre lo que se ha de considerar gasto militar— se computa como gasto militar todo el que tenga que ver con el mantenimiento de la estructura militar, esté o no incluido en los presupuestos del Ministerio de Defensa, más el que se sabe por referencias diversas que se producirá mediante la aplicación de créditos «extrapresupuestarios» (es decir, no contemplado en los presupuestos), más la deuda que necesita contraer el Estado para poder soportar ese presupuesto. La cifra estimada para 2014 será de 27 659,16 millones de euros, el 7,8% del total de los presupuestos ministeriales.

De esta cantidad, están consignados en el Ministerio de Defensa 5745,776 millones de euros, encontrándose los restantes 21 911,05 millones (casi el 72% del gasto militar) ocultos en 11 de los 12 ministerios restantes, así como en los llamados «organismos autónomos militares», en el presupuesto de Clases Pasivas de la Seguridad Social y en otras partidas dispersas, lo que indica la absoluta militarización y complicidad de toda la estructura del Estado con el gasto militar.

La cifra, además, podría ser más escandalosa si al gasto militar sumamos las partidas del Ministerio del Interior destinadas a lo que se conoce como control social (otros 4685,39 millones de euros más).

¿Qué políticas mantienen este gasto militar?

Llama la atención el inmenso gasto militar español, pero la pregunta clave es más bien para qué sirve.

El 41,20 % del personal funcionario al servicio de la Administración central del Estado es personal militar. Es una cifra que nos dice, en contraste con los recortes generalizados en la función pública, la preferencia del Estado por conseguir militares en su funcionariado.

Si tenemos en cuenta exclusivamente el presupuesto del Ministerio de Defensa, este se destina en un 78,37% a pagar sueldos al personal. La principal función del Ministerio de Defensa no es realizar ningún tipo de actividad, sino perpetuar el pago de salarios. La situación no mejora si consideramos la partida destinada a la Guardia Civil, igualmente destinada casi en su integridad a pago de salarios.  Pero hay más datos:

6 ECONOMIA cuadro

Todo ello permite ver que no solo el gasto es desmesurado por su elevada cifra, sino también peligroso por servir a la construcción de un aparato militar altamente corporativo, mantenedor de privilegios, agresivo, intervencionista, de valores militaristas rancios y peligrosos, altamente influenciable por los vendedores de armas y que siempre se pone al servicio del mantenimiento del statu quo y de la élite política oligárquica que lo maneja.

Un gasto antisocial

El escandaloso y escondido gasto militar español no admite comparación con el no menos escandaloso deterioro de los derechos sociales que está provocando la política marcada desde los centros de poder mundial.

Así, comparado el gasto militar previsible de 2014 con el que se tiene presupuestado para otros ministerios, resulta que el gasto militar total estaría por encima del gasto estatal en cualquier otro ministerio, incluido el de empleo, desde el que se pagan las prestaciones de desempleo.

Es llamativo, porque cuando los militares nos dicen que el gasto es ínfimo y estamos indefensos, no se refieren al drástico recorte de las prestaciones sociales o a la restricción de derechos que provocan las medidas neoliberales, ante las que sí que estamos indefensos,  ni comparan la «cifra» de gasto militar real con las partidas y recortes de los demás ministerios, que sufren un verdadero agravio comparativo.

Es curioso, porque si el gasto militar oculto que el Ministerio de Defensa se empeña en esconder se destinara a políticas diferentes, estaríamos hablando de la posibilidad de desplazar recursos desde el militarismo hacia los derechos sociales por más de 21 911,05 millones de euros, una cantidad comparable con la que destina el Estado para pago de prestaciones por desempleo.

¿Quiere decir algo esta cifra? Principalmente que no es que no haya recursos para mantener las prestaciones sociales básicas, sino que estos están destinados al inmoral gasto militar.

¿Una política alternativa?

La reducción y/o supresión del gasto militar, o su trasvase a necesidades sociales, no forma parte en realidad de la agenda real de ninguno de los partidos políticos. No hay más que ver las enmiendas a los Presupuestos Generales para comprobarlo: de las 4250 enmiendas presentadas al proyecto de Presupuestos Generales del Estado, solo 74 se referían al gasto militar. De ellas, la inmensa mayoría (principalmente PP, PSOE y UPyD) para pedir su ampliación, junto con la ambigua postura de una Izquierda Plural errática que por una parte pedía reducir el gasto militar y, por otra, ampliarlo con encargos a la industria militar para mantener los puestos de trabajo.

Frente a esto, la ciudadanía debe apropiarse del tema del gasto militar para exigir su gradual reducción, la anulación de las políticas militaristas que sostiene dicho gasto y el trasvase de las partidas militares a las necesidades sociales. Llama la atención ver tan claro esto y ver tan lejos de las agendas de los movimientos sociales tomarse en serio el Gasto Militar y proponer alternativas.

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