En estos días que nos toca vivir, en los que las perspectivas de presente y futuro que se nos ofrecen en los diversos ámbitos de la vida son tan «esperanzadoras» y «motivantes», donde la educación y la sanidad «públicas» están en peligro de extinción, el empleo es inalcanzable incluso en condiciones laborales propias de siglos pasados y la vivienda se considera un bien de lujo, las Cooperativas Integrales (CI) son una de las muchas propuestas de resistencia que están surgiendo ante todas estas formas de agresión que como sociedad padecemos dentro del sistema de dominación capitalista en el que vivimos. Son, por tanto, una herramienta para construir contrapoder desde la base, partiendo de la autogestión, la autoorganización y la democracia directa.
«Queridas clases política, empresarial y financiera, gracias por el esfuerzo que han realizado gestionando nuestras vidas, pero habiendo manifestado serias dificultades para cubrir las necesidades básicas de la inmensa mayoría de la ciudadanía, hemos decidido prescindir de sus servicios»
Objetivo: sustituir al Estado desde la desobediencia y la autogestión, para reconstruir la sociedad desde abajo recuperando las relaciones afectivas, de proximidad y basadas en la confianza.
La primera referencia sobre las cooperativas integrales apareció en la página 14 de la publicación PODEMOS que se distribuyó de forma masiva el 17 de marzo del 2009. En estos últimos años se ha producido un intenso desarrollo del modelo y su difusión, a través de la primera iniciativa de este tipo que comenzó a gestarse a partir de mayo del 2010: la Cooperativa Integral Catalana. A partir de este ejemplo práctico de autoorganización, en la actualidad ya son diversas las iniciativas en marcha, principalmente en la península ibérica, pero también fuera de ella.
La clave está en utilizar las cooperativas como herramientas colectivas, reduciendo al máximo su gestión y la inversión de tiempo en el tortuoso proceso burocrático.
¿Qué es una Cooperativa Integral?
Se trata de una forma jurídica aceptada por la Ley de Cooperativas del estado español (capítulo XI, sección I de las Cooperativas Integrales, artículo 105), de manera que permite construir relaciones económicas autogestionadas de una forma totalmente legal, aunque también, en muchos casos, sean proyectos vinculados a la economía informal. Por tanto, se benefician de las ventajas fiscales, jurídicas y laborales del modelo de cooperativismo.
¿Cuáles son sus principios?
Los principios básicos son los acuerdos mínimos que deberán asumir todos aquellos procesos que interaccionen en el marco de la cooperativa integral, como herramienta para generar redes de autosuficiencia, afinidad, apoyo mutuo e igualdad, partiendo de la autogestión y la asamblea. Es así mismo fundamental el respeto a la autonomía y el fortalecimiento de esta mediante la solidaridad, eliminando la burocracia y fomentando la confianza y el libre albedrío.
Formas de participar
Cualquier persona individual o jurídica puede formar parte de la Cooperativa Integral, siguiendo los criterios decididos asambleariamente. Se acepta utilizar el euro para facilitar intercambios de bienes y servicios que se produzcan fuera de la CI pero permitiendo, a la vez, el uso de otras monedas alternativas entre las personas de la intracooperativa. Se potencia una gestión económica que supone una alternativa anticapitalista radical, que supera los proyectos de supervivencia que se venían realizando hasta ahora, que no solucionaban todas las necesidades básicas.
La participación debe ser totalmente abierta (principio fundamental de la asamblea) y libre (al margen de ser asociad@ o no). Se aconseja encarecidamente practicar el consenso en los procesos de toma de decisiones, para asegurar el respeto a la diversidad de opiniones, la cohesión del grupo y el desarrollo óptimo del proceso.
Organización territorial
El modelo de organización por el que se ha apostado sería el de red descentralizada, siendo esta una estructura de autoprotección y supervivencia muy eficaz. Si alguno de los nodos es agredido desde el exterior o se corrompe desde el interior, la red mantendrá su robustez gracias a las interconexiones multirrecíprocas existentes entre los nodos que participan en ella.
Esta red se compone de diferentes espacios o niveles de autoorganización según el territorio que abarcan. Los proyectos autónomos, los de menor escala, son iniciativas que realizan una actividad concreta y que se basan en la confianza mutua de todos sus integrantes. Englobaríamos aquí los proyectos de vida comunitaria (rurales o no), iniciativas productivas y proyectos no productivos (de educación libre o salud autogestionada, por ejemplo), además de las iniciativas individuales autónomas.
Los núcleos de autogestión local o cooperativas integrales locales son espacios de interacción basados en la proximidad, donde iniciativas colectivas y proyectos autónomos interactúan a un nivel alto de confianza. La referencia territorial sería un barrio de una ciudad, un pueblo medio, un conjunto de pequeños pueblos próximos entre sí, etc. Las redes de autogestión biorregional (las llamadas ecoxarxes en Catalunya) son el espacio biorregional o comarcal (un valle, por ejemplo) donde interaccionan los elementos anteriormente mencionados, en igualdad de condiciones. A este nivel se gesta una economía de proximidad basada en relaciones de confianza, fomentando el uso de monedas libres o sociales.
Por último, la cooperativa integral es un marco de referencia y coordinación desde donde se generan medios colaborativos y colectivos que cualquiera de los procesos anteriormente mencionados pueden escoger y utilizar: desde herramientas legales, hasta herramientas telemáticas o informáticas, y especialmente formas y planes de acción para profundizar en la autogestión y autoorganización.
Continuará…
Basado en el artículo de ¡Rebelaos! y en conversaciones con personas involucradas en estos procesos en Andalucía