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Comunidades en mancomún – EL TOPO
nº20 | sostenibili-qué

Comunidades en mancomún

Montenoso es una comunidad militante que visibiliza y dinamiza el mancomún, y por extensión otras formas de comunes. Mancomún es una abreviatura que hacemos de mano común: un tipo de propiedad comunal vinculada a las CMVMC (Comunidades Vecinales de Montes en Mancomún).

Los montes en mancomún son terrenos que venían siendo utilizados para diversos usos por las vecinas de los lugares donde están situados. El origen de este uso es ancestral, y es lo que otorgó el derecho de propiedad a las vecinas sobre estos terrenos. Los montes eran parte esencial en las vidas de las comunidades, suponían una fuente de recursos para muchas actividades esenciales, como la alimentación (pan de bellotas, harina de castaña, madera para el fuego), la construcción de herramientas y viviendas, así como prácticas agrícolas (la roza o broza, donde se usaban el terreno vecinal para complementar el cultivo de cereal) y ganaderas (el estrumo: cama que se le hacía a las vacas con tojos y silvas). Nosotras decimos que el monte tenía un cordón umbilical con la comunidad.

Este tipo de propiedad comunal comenzó a ser cuestionada durante la revolución liberal con el auge de la propiedad pública. Esta etapa produjo cambios en la estructura de la propiedad. Las comunidades —como forma de defensa frente a la actitud estatal— comenzaron a repartirse la propiedad comunal: el clásico «antes de que nos lo quiten, nos lo repartimos». Por eso en la actualidad encontramos montes que claramente tuvieron un origen comunal y que hoy están repartidos entre las casas de un mismo lugar.

Durante la dictadura franquista fue cuando el proceso de usurpación a las comunidades iniciado en el siglo XIX fue más sistemático y profundo. Las vecinas que querían usar su monte (como venían haciendo sus ancestros) eran multadas. A través de la Dirección General de Montes y el ICONA, la guardia civil comenzó a vigilar los montes. Comenzaron las plantaciones de Pino radiata. Planta, quema, planta, quema, fue el trabajo de muchas vecinas, bien para ganar dinero en este loop absurdo o bien para quejarse de este tipo de políticas agroforestales. De este modo, muchas propiedades vecinales pasaron a ser gestionados por el gobierno, provocando que muchos habitantes tuvieran que emigrar por la falta de terrenos donde desarrollar su ya ajustada actividad económica. Durante esos años, el cordón umbilical acabó por separarse. La vida moderna suponía tener una mayor relación con la industria que con el monte.

Durante la Transición, algunas comunidades reclamaron sus montes y fue entonces cuando se redactó la Ley de Montes Vecinales en Mano Común, vigente en la actualidad. Muchas comunidades recuperaron sus montes y algunas otras siguen intentándolo.

Se calcula que en el siglo XIX dos tercios de la superficie de monte gallego era mancomún; en la actualidad supone un tercio, es decir, 640 000 hectáreas, gestionadas por cerca de 2800 comunidades. Seas como seas, y vengas de donde vengas, si vives en Galicia, en un lugar con monte vecinal en mancomún, y tu casa «echa humo» (eres residente habitual) serás comuneira, y pasarás a gestionar el monte con las demás vecinas. Otra característica es que no puede heredarse (es de las vecinas que viven y lo usan), no puede venderse (solo puede ser expropiado para un uso de interés público) y no puede seccionarse (todo es de todas).

Nosotras decimos que cada comunidad es una telenovela. A veces arrastran trifulcas del pasado, otras veces los cargos políticos copan la Junta Rectora de la CMVMC. Los montes producen beneficios económicos, sobre todo si hay empresas explotando recursos. El caso más significativo es el de los eólicos, que suponen una entrada de capital económico importante. Esto, que en un principio une a la comunidad, ha sido causa de conflictos y desencuentros, sobre todo a la hora de gestionar este capital.

La ley y los estatutos de las CMVMC regulan los usos y el porcentaje de beneficios que deben reinvertirse en el monte y en la propia comunidad. Las comunidades pueden repartir parte de los beneficios en dinero o productos: carne de las instalaciones ganaderas del monte, miel de los apiarios, frutos, madera, etc. Parte, o el total de los beneficios, son reinvertidos en la propia comunidad: en servicios (como un repetidor wifi para la aldea), obras (como arreglar una fuente) o eventos (festivos o de formación).

La Xunta de Galicia ofreció a muchas comunidades convenios para gestionar la madera de los montes de manera eficiente, pero muchos de estos convenios han acabado en deudas, consecuencia de una gestión pésima y opaca, provocando sospechas de corrupción. Actualmente, encontrarle utilidad al monte es una aventura. El medio rural está despoblado, hay pérdida de cultura, de oficios y de servicios. Las prácticas de la agroindustria han acabado por dominar el territorio, el paisaje y el paisanaje.

Desde Montenoso apostamos por la multifuncionalidad del monte. Tratamos de visibilizar prácticas que respetan la biodiversidad, que generan vinculación con el territorio, que activan a las comunidades, que actualizan el patrimonio material e inmaterial y que protegen o mejoran los entornos vitales.

Las CMVMC regulan la biodiversidad de sus entornos, un patrimonio que va más allá de los perímetros de los montes. Muchas veces, el agua que beben en una aldea nace en un monte vecinal. Son un curioso ejemplo de código abierto en el que la gestión de un bien repercute en otras comunidades. Hemos ido visitando y conociendo algunas comunidades con las que desarrollamos eventos y procesos. Hemos realizado encuentros para compartir buenas prácticas, conocimientos, problemas y soluciones.

Seguimos publicando artículos y generando debates. Tenemos una wiki y una cartografía online que recoge «la mancha del mancomún» (los perímetros de los montes) y geolocaliza patrimonio material e inmaterial. También hemos ayudado a las vecinas de Doniños a recuperar su monte ocupándolo, desbrozando y plantando árboles autóctonos. Actualmente participamos en el PEMAN (Programa de estudios, comunes, feminismos y ruralidades). También estamos desarrollando una aplicación para dispositivos móviles.Vamos a nuestro ritmo; no es fácil que las comunidades apoyen este tipo de iniciativas que no repercuten directamente en lo económico. Aun así, ya podemos ver cómo hemos contagiado algunas prácticas y algunas semillas van creciendo. A veces tenemos pequeños apoyos económicos de algunas comunidades o instituciones para desarrollar acciones puntuales.Somos una comunidad abierta y transparente, trabajamos online y convocamos eventos diversos. Visítanos en montenoso.net, por las redes sociales o escríbenos: puedes entrar, proponer y participar.

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