¿Te gusta viajar? ¿Quieres conocer Estambul, Lisboa, Granada, Toledo, New York?
¿Te gustan los barrios auténticos? ¿Los mercados, el bar con la cerveza a buen precio, la ferretería de toda la vida?
¿Quieres viajar mucho pero tu presupuesto es corto?, ¿te encantaría quedarte en casa de alguien, hacer como que vives cuatro o cinco días como si fueras local?
¿Te vendría bien un ingreso extra y alquilas un cuarto de tu casa de vez en cuando?
¿Empiezas a despertarte con ruido de ruedas sobre los adoquines?
¿Te gustaría vivir en un hotel?, ¿quieres cambiar de vecinas cada tres días?
¿No es interesante escuchar pasar por tu calle inglés, francés, ruso, chino?
¿Quieres vivir en un hotel, sin recepción?
¿Envidias las reuniones de trabajo que ocurren debajo de tu balcón, en plena calle, bajo el quicio del portal?
¿No es curioso ese ruido de aspiradoras, esas mujeres que entran y salen con bolsones azules de Ikea cargados de sábanas?
¿Te gusta viajar?, ¿quieres conocer los lugares auténticos de los sitios a los que vas?, ¿no mola eso de la economía colaborativa?, ¿quieres seguir comprando en el mercado?, ¿te gustaría seguir teniendo vecinas?, ¿estás harta de que crezcan carrefures and go por todas las esquinas?
¿Tiemblas cada vez que anuncia el «cierre por jubilación» una tienda de toda la vida?
¿Estás harto de que nazcan mesas como setas sobre las aceras de la calle Feria?
¿Recuerdas dónde había una mercería, una tienda de ultramarinos, una perfumería; que Regina era un reino de zapaterías?
¿Estás apostando qué será más barato que en El Mato? ¿De precios de alquileres mejor ni hablamos?
* D. suele venir a clase con la mirada perdida. A veces hablamos. A veces me escucha y trabaja. Muchas veces me enfado porque no lo hace. El otro día iba diciendo un refrán. «No hay bien que por mal no venga». M. se rió. «No hay bien que por mal no venga.»