Burocracias sindicales buscando la bolita
El pasado 25 de noviembre se anunció la entrada en preconcurso de acreedores de Abengoa, una de las multinacionales punteras en tecnología más importantes del Estado español en cuanto a ingeniería y proyectos de energías renovables. De origen andaluz y con sede principal en Sevilla, el Grupo Abengoa posee un entramado de 682 sociedades, 20 empresas asociadas y alrededor de 26 000 trabajadores y trabajadoras, casi 4000 en Sevilla.
No analizaremos la gestión y la responsabilidad de los que han ido hundiendo Abengoa paso a paso; no juzgaremos al Sr. Benjumea, quien se ha asegurado una indemnización que ronda los once millones de euros y, al mismo tiempo, permite el cierre de filiales, plantas y el despido de personal; tampoco vamos a reflexionar sobre lo que significa para Andalucía la pérdida de tanto talento. No, no vamos a hacerlo. Es más importante profundizar en las consecuencias de la caída de un gigante con pies de barro, en la pérdida de miles de empleos en Andalucía (una de las regiones con más paro de Europa), en la cantidad de proveedores de mediano y pequeño tamaño, de empresas auxiliares y de servicios que tienen a Abengoa como principal cliente y que llevan meses sin cobrar lo que les adeuda y que tendrán que echar el cierre si esto no se arregla. Podríamos estar hablando de un punto y medio de incremento directo en la tasa de paro en la provincia de Sevilla, teniendo en cuenta el número de empleos directos e indirectos.
¿Y cuál es el papel de las burocracias sindicales en todo esto? Pues prácticamente ninguno, empezando por el pequeño detalle de que en la sede principal de Abengoa ni siquiera hay constituido un comité de empresa. Bueno, algo sí han hecho las burocracias de UGT y CC. OO.: pedir tranquilidad a la plantilla y confianza en que todo se arregle negociando, al mismo tiempo que sufríamos despidos.
Años de opresión laboral, de optar por contratar en precario, de becarias y becarios explotados, de temporalidad infinita, de miedo a moverse por los derechos propios y ajenos… En definitiva, años de represalias ante cualquier intento de unirse de la plantilla han llevado a que los sindicatos prácticamente no pasen de la puerta del Campus Palmas Altas, conocido como Palmatraz por la plantilla en recuerdo a la cárcel de alta seguridad.
No se entiende que las burocracias de los sindicatos mayoritarios que se han puesto a la cabeza como interlocutores de la plantilla hayan desaprovechado la situación preelectoral para visibilizar y hacer presente las reivindicaciones de los y las trabajadoras de Abengoa mediante movilizaciones.
De haber contado en Abengoa con una representación sindical digna, hubieran sido harto difíciles las horas extras porque sí, las expatriaciones (traslados al extranjero) forzosas, los contratos por obra y servicio eternos en el tiempo, el control rayando lo obsesivo de hasta el más mínimo movimiento o la obligatoriedad de almorzar en el restaurante de la empresa, entre otras situaciones propias de las fábricas del siglo XIX o de la literatura de Dickens.
Es hora de que la plantilla rompa con el miedo y fuerce a todos los sindicatos a tomar como prioridad este conflicto, iniciando un proceso que asegure unos derechos laborales justos y creando, al mismo tiempo, instrumentos de representación que den lugar a compromisos serios sobre el futuro y la dignidad laboral de su plantilla.
Se esperan más despidos masivos y la dirección de Abengoa continúa con su hermetismo calculado. Sus empleadas y empleados no podemos esperar más, nos están echando sin tan siquiera avisarnos con los quince días que marca la ley, las indemnizaciones se conceden de manera cicatera esperando que las afectadas reclamen en el juzgado… Si trabajas en el extranjero y te despiden no esperes que te paguen el billete de vuelta para ti y tu familia, tal como está establecido. A día de hoy, no se sabe con seguridad si habrá liquidez para abonar las nóminas de diciembre. El tiempo de actuar es ahora y el momento es ya.
La plantilla debe empoderarse para conseguir que una empresa vital para la economía andaluza y con una tecnología clave en la lucha contra el cambio climático siga adelante. Esta toma de control de la plantilla organizada debe romper con el modelo actual de Abengoa. Debe significar condiciones laborales dignas para todas, al mismo tiempo que construimos justicia ecosocial acabando con el neocolonialismo de Abengoa en países como México, Brasil o Panamá.
Si no nos movemos ahora y Abengoa sobrevive, continuará con su alarmante explotación laboral y seguirá aprovechándose de privatizaciones para gestionar servicios públicos esenciales allá donde pueda. Tenemos que aprovechar esta crisis como una oportunidad para que Abengoa esté, realmente, al servicio de los y las andaluzas, de la gente trabajadora y de su plantilla, y no al de unos pocos ladrones de altos vuelos y sus políticos clientelistas del Régimen Andaluz del PSOE.
NOTA
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