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Hacia una economía más justa – EL TOPO
nº24 | la cuenta de la vieja

Hacia una economía más justa

Se acaba de publicar el manual Hacia una economía más justa. Manual de corrientes heterodoxas[1], editado por Economistas Sin Fronteras y coordinado por lxs economistas Ricardo Molero Simarro y Astrid Agenjo Calderón.  A continuación presentamos algunas de sus ideas centrales.

¿Por qué es necesaria una economía crítica?

La última gran crisis de la economía mundial ha dejado completamente al descubierto una crisis igual de profunda en la disciplina que se encarga de estudiarla: la mal llamada «ciencia económica». Como es bien conocido, a pesar de sus, a primera vista, muy potentes herramientas analíticas, la disciplina (incluyendo en ella a la práctica totalidad de premios Nobel, catedráticos/as, profesorado, analistas de reputación, periodistas especializados/as, etc.) fue totalmente incapaz de advertir la insostenibilidad de los múltiples desequilibrios que confluyeron en el estallido de la crisis de las hipotecas subprime de EE UU a partir de 2007. Sin embargo, esa incapacidad de prever la llegada de la crisis es solo una pequeña muestra del grado de inutilidad al que ha llegado la disciplina económica según se ha ido profundizando en el desarrollo de su paradigma dominante: el de la economía neoclásica o marginalista. Este paradigma, que se enseña como único corpus teórico en las aulas de todas y cada una de las facultades de economía del mundo, no puede ni siquiera dar cuenta de la dinámica de la economía de mercado sobre cuyas supuestas bondades se dedica a hacer propaganda. Esto supone un problema no solo por la falta de pluralidad intelectual a la que va asociada, sino también por la incapacidad de dicho corpus para dar explicación y respuesta a los profundos problemas económicos con los que se enfrentan nuestra sociedad actualmente. En efecto, la explicación que cualquier economista ortodoxo/a dará de esos problemas, ya sea la insostenibilidad medioambiental de nuestro sistema económico, las múltiples brechas de género existentes, la corrupción económica, el fenómeno de los/as trabajadores/as pobres, la desigualdad de la renta, o el maldesarrollo de una gran mayoría de los países que forman parte de la economía mundial, es que en ninguno de esos ámbitos se ha dejado al mercado desarrollarse libremente en toda su amplitud.

Ante la evidente insuficiencia de estas respuestas (mucho más habituales que lo que alguien que no haya pasado por las aulas de las facultades de economía podría imaginar), el interés por los enfoques alternativos al dominante no ha hecho sino crecer durante los últimos años. No solo se trata de que las ventas de obras como El capital de K. Marx, o la Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de J.M. Keynes hayan vuelto a incrementarse. Más allá de eso, el hecho es que no han parado de surgir iniciativas de estudiantes, profesorado y distinto tipo de organizaciones y movimientos sociales interesados en conocer y difundir el pensamiento de las corrientes heterodoxas. Incluso en algunas universidades, fundamentalmente inglesas, ese pensamiento ha comenzado a formar parte de los planes de estudio de los grados de economía. Este interés no tiene un carácter únicamente intelectual, sino que es, sobre todo, un interés práctico: lograr comprender esos múltiples e interrelacionados problemas a los que nos enfrentamos para pensar la manera de darles respuesta. Y también un interés político, tratando de desvelar las estrategias políticas que se derivan de esa economía supuestamente aséptica, la cual, al reducir la economía a una mera técnica la convierte en un instrumento al servicio de los intereses dominantes: la economía neoclásica dominante tiene un correlato político neoliberal que ha influido directamente sobre las lógicas productivas y distributivas actuales, acentuando la inestabilidad social y ambiental de la economía mundial. Esta estrategia está en la base de fenómenos como la globalización o la financiarización, de cuya combinación surge el mundo que nos rodea y las principales contradicciones que lo atraviesan, con un impacto fundamental sobre la vida de las personas.

En este proceso de recuperación del interés por las corrientes heterodoxas, tanto intelectual como políticamente, la disciplina económica está comenzado a recuperar una utilidad que nunca debería haber perdido: la de acompañar a los procesos de transformación social en el intento de construir ese otro mundo posible que los movimientos sociales y políticos llevan tiempo reivindicando.

Breve aproximación a las corrientes económicas heterodoxas

A continuación exponemos brevemente algunas de las principales ideas de distintas corrientes críticas: la economía ecológica, la economía feminista, la economía institucional, la economía marxista, la economía postkeynesiana y la economía del desarrollo. 

  • La economía ecológica es un conjunto de corrientes que mantienen un enfoque de precaución sobre los límites físicos en los que gestionar de forma sostenible la actividad económica y humana, y donde para ello, se torna necesario cambiar el paradigma de la economía ortodoxa. La enumeración de problemas que afectan al medio ambiente y a la vida en nuestro planeta son múltiples: cambio climático, extinción de especies, contaminación, agotamiento de recursos, deforestación, deshielo de los casquetes polares, cambios en los comportamientos migratorios de animales, enfermedades, destrucción del paisaje, aumento del consumo y de los desechos, grandes infraestructuras, fábricas, aumento del transporte de personas y mercancías, guerras, etc. Las existencia de estas problemáticas ya son innegables, pero sus consecuencias son impredecibles. Múltiples voces, desde la ciencia hasta movimientos populares proponen límites y frenos a la presión a la que se está sometiendo al planeta. Esta presión viene por la actividad humana, principalmente su actividad económica, y es precisamente la ciencia económica la que más ignora el impacto ecológico de su actividad, de ahí que mientras no abra sus miras, los cambios necesarios serán lentos o simplemente no llegarán.
  • La economía feminista (EF) no es un cuerpo único de ideas, sino un «abanico de posicionamientos» que cuestiona la disciplina, introduciendo el género como una categoría fundamental de análisis. La EF es una teoría económica que con sus propios conceptos, marcos analíticos y metodología busca entender los procesos económicos que sostienen la vida, asumiendo un compromiso expreso con la comprensión y superación de las desigualdades de género en el ámbito económico, partiendo de una idea clave: no podemos entender (ni superar) estas desigualdades si no incorporamos los trabajos no remunerados. También se cuestionan conceptos macroeconómicos como el progreso, el bienestar o el desarrollo equiparados únicamente a la expansión mercantil. Pero la EF es también práctica, una forma diferente de organizar el sistema económico. Hay maneras de organizar los trabajos y los procesos de satisfacción de necesidades que responden a criterios feministas. Cuando miramos la cotidianidad de mujeres populares y campesinas que se resisten al modelo de desarrollo hegemónico en América Latina, vemos que están haciendo una economía distinta, una economía feminista. También en el Estado español hay muchas personas que intentan construir economía feminista vinculada a la economía social y solidaria.
  • La economía institucional se centra en las características específicas de las instituciones y su rol en la promoción del desarrollo económico y social. Los cambios institucionales surgen, por ejemplo, como parte de procesos de reforma de Estado, de privatización, de integración regional o de descentralización, entre otros. Sin embargo, la economía convencional, en su intento por construir unos sistemas económicos universalizables, ha buscado entender y modelizar la actividad económica dejando a un lado dicho entorno institucional, entendiéndolo como algo dado y «externo» al sistema y al análisis económico. Por el contrario, las corrientes institucionalistas llevan a cabo un análisis específico e históricamente contextualizado de la realidad económica, enfatizando el análisis de los procesos de formación de valores y su plasmación en las estructuras sociales. Se atribuye así gran importancia a las estructuras de poder, considerándolas determinantes en la asignación de recursos.
  • La corriente de pensamiento económico marxista comparte con el resto de las corrientes heterodoxas una visión crítica del sistema capitalista. Su método de análisis está basado en una concepción histórica de la realidad económica y propone la búsqueda de las causas profundas de los hechos más allá de las apariencias. Su edificio teórico descansa en el vínculo entre las relaciones sociales y el funcionamiento de la economía, por lo que sus aportaciones resultan muy sugerentes, al concebir la realidad económica como parte del devenir histórico de la sociedad. Su estudio resulta relevante por la riqueza de su método y por su acertado análisis del funcionamiento de la economía capitalista. Resulta fundamental, por otro lado, debido a que buena parte de los enfoques teóricos críticos han utilizado algunas de sus principales aportaciones.
  • La tradición poskeynesiana es heredera natural del pensamiento que emana de John Maynard Keynes aunque sus autores/as no pueden ser considerados simplemente «los y las seguidoras de Keynes». Centra su análisis de las economías nacionales a partir de un cuestionamiento de la capacidad autorreguladora del mercado. La principal variable de análisis es la inversión, la cual a su vez determina la demanda. Se entiende que la inversión tiene un componente subjetivo muy importante, es decir, depende de los animal spirits o expectativas de los y las empresarias. Esto introduce una forma de entender la economía donde la incertidumbre juega un papel fundamental. Bajo este marco de incertidumbre y bajo el marco de las teorías del crecimiento y de los ciclos económicos, las relaciones de distribución de la renta cobran especial importancia. Un ejemplo de propuesta política postkeynesiana sería la reducción de desigualdad de la renta en el marco de un «New Deal keynesiano global» de crecimiento basado en los salarios que permita la reducción de los desequilibrios globales y la inestabilidad financiera.
  • La economía del desarrollo, como subdisciplina de la Economía, está destinada específicamente a analizar cuáles son los factores políticos, económicos, sociales, tecnológicos, culturales e institucionales que determinan la riqueza y la pobreza de las naciones. Es un área de estudio inherentemente multidisciplinaria cuyas discusiones abordan temáticas que van desde la cooperación internacional, el papel de los organismos multilaterales y la sociedad civil, hasta el medio ambiente, el heteropatriarcado, el colonialismo, la epistemología del conocimiento o las necesidades, libertades y capacidades humanas.

Fomento del diálogo entre corrientes y disciplinas sociales

Fomentar un diálogo entre las distintas visiones críticas es un camino imprescindible. Este objetivo se encuentra en relación con distintas propuestas para la transformación de la investigación y la enseñanza de la economía. Si bien, no se trata solo de dar a conocer todos los paradigmas, escuelas y corrientes de pensamiento económico heterodoxo existentes, sino sobre todo utilizar sus propuestas analíticas para comprender mejor las distintas dimensiones (muchas de ellas aún invisibilizadas) en las que las problemáticas económicas se manifiestan y se encuentran interrelacionadas. En este sentido, también es imprescindible volver a vincular la docencia e investigación económicas con las de las restantes ciencias sociales, ya que muchos fenómenos económicos resultan completamente incomprensibles si no se toman en consideración sus dimensiones psico, socio, polito y antropológicas, e incluso filosófica, además de las de género, raza o medioambiental.

Con esta meta, algunas de las estrategias a corto plazo parten de fortalecer las redes existentes de investigadores e investigadoras críticas y, en especial, la Asociación de Economía Crítica en el Estado español —mediante la promoción de las Jornadas de Economía Crítica y la Revista de Economía Crítica—; estrechar lazos desde la universidad con los movimientos sociales y ONGs sensibles a la reivindicación de la transformación de la disciplina (algunos directamente relacionados son Economía Alternativa, Attac, Post-Crash Barcelona, Econonuestra o Economistas Sin Fronteras, etc.); aumentar la incidencia y los vínculos con los medios de comunicación alternativos mediante la presencia regular con artículos de análisis económico y participación en tertulias…en suma, fomentar el acercamiento a la economía crítica por parte de aquellas personas interesadas en nuevos paradigmas de pensamiento y acción con el objetivo de transformar este insostenible y desigual mundo en el que nos ha tocado vivir.


[1]http://ecosfron.org/portfolio/hacia-una-economia-mas-justa-manual-de-corrientes-heterodoxas/

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