Jornadas de Setas Feministas y La Colectiva de Acción Feminista en Casa Sáhara. 13 y 14 de marzo de 2015
El pasado mes de marzo, grupos feministas autónomos de Sevilla, movidos por la inquietud acerca del tratamiento de la salud desde su enfoque capitalista y heteropatriarcal, planteamos la posibilidad de realizar un encuentro para abordar reflexiones, propuestas, denuncias y alternativas a este conjunto de «saberes» poco cuestionados en nuestra sociedad.
Reflexionamos sobre las consecuencias de delegar nuestra salud en las autoridades sanitarias, la desaparición de la cultura popular sobre el tema, la medicalización de la sociedad, los estigmas sociales de los diagnósticos psiquiátricos y su perspectiva cronificadora, o la violencia que el sistema sanitario ejerce sobre las mujeres a base de ignorar sus problemas específicos.
Astrid Ajenjo, economista feminista y miembro de Setas Feministas, abrió las jornadas con una breve reflexión acerca de la interdependencia y la vulnerabilidad de la vida, ideas que desde el capitalismo heteropatriarcal se han aparcado, cuando no ocultado, y que requieren ser puestas en el centro de nuestras preocupaciones.
Después intervino Mª Dolores Romero, presidenta de la Federación En Primera Persona que agrupa a asociaciones de usuarixs de Salud Mental de Andalucía y está luchando para devolver a lxs afectadxs el protagonismo en la gestión de su salud frente al excesivo peso que hasta ahora (desde la reforma psiquiátrica de 1984 que los sacó de los manicomios) tenían los familiares. Además, Mª Dolores, como parte del Grupo de Derechos Humanos del PISMA (Plan Integral de Salud Mental de Andalucía), está negociando la puesta en marcha de las voluntades anticipadas en Salud Mental y el uso de las medidas de contención. Ella empezó a movilizarse en 2005, tras un internamiento en el área psiquiátrica de un hospital, donde pudo comprobar cómo se pervierte el concepto de «lo terapéutico», al usarse como excusa para administrar fármacos sin información al afectadx, usar medidas de contención u ordenar ingresos involuntarios. El movimiento En Primera Persona defiende el concepto de «recuperación» frente a los de funcionalidad/ rehabilitación, entendiéndolo como la capacidad de tener un proyecto de vida con sentido más allá de la enfermedad.
Mar Cambrollé, activista por los derechos humanos de las personas trans, impulsora de la Ley Trans de Andalucía, habló sobre cómo el discurso biomédico ha distorsionado la realidad de la transexualidad, patologizando lo que es una expresión de la diversidad humana y de la propia naturaleza. Este discurso es un imperativo en la clase médica, lxs políticxs, los medios de comunicación y en la sociedad en su conjunto, y ha instalado prejuicios y tópicos que justifican la vulneración de los derechos humanos fundamentales de la población trans. Conceptos como «discordancia», «trastorno», «disforia», «incongruencia», procedentes de los manuales de diagnóstico como el DSM de la Asociación Americana de Psiquiatría, además han determinado las prácticas de los servicios «especializados» que algunas administraciones sanitarias han creado para atender específicamente a la población transexual, segregándola del resto y contribuyendo —con esto y con prácticas muy cuestionables éticamente— al reforzamiento del estigma social y la creación de un autoestigma en las personas trans, que reproducen e interiorizan estos conceptos: «personas que viven en cuerpos equivocados», «mujer que nació hombre o viceversa», «hombre que vive en cuerpo de mujer o viceversa», etc. Mar se refirió a la dictadura de la genitalidad, que ha supuesto instalar en la conciencia social y colectiva un discurso castrador y cisexista.
Elisa Mandillo, activista feminista y parte de la asamblea de gestión de La Casa Invisible de Málaga, empezó aclarando que a través de la teoría y la práctica de los feminismos encontró respuestas y herramientas para lo que se conoce como trastornos alimenticios. «Mi mala experiencia con la psiquiatría, la medicalización y las verdades objetivas, me llevaron a optar por otros caminos, híbridos y más políticos. Los Transtornos de la Conducta Alimentaria son mucho más que conductas desviadas que llevan a cabo las niñatas que quieren estar delgadas. Se trata de una expresión que muchxs compartimos, que tiene que ver con la generización, los cuerpos y la otredad, y que va mucho más allá de criterios totalizadores y terapias tortuosas».
Elisa fue alternando referencias teóricas y prácticas como las de Allen Frances1, Naomi Wolf2 o la investigación de Jose Luis Moreno Pestaña3 sobre la anorexia, con el relato de su experiencia personal. También nos advirtió de cómo el último DSM-V incorpora una nueva clasificación, la de los Trastornos de la Conducta Alimentaria No Identificados, como un cajón de sastre donde meter todo lo que no cumple con los obligados 4 o 5 puntos del trastorno alimentario por anorexia-bulimia, y a partir del diagnóstico del cual se permite la medicalización o incluso el ingreso en unidades de psiquiatría.
Le siguió Paula Tomé, activista de la Asociación de Ex Usuarixs Supervivientes de la Psiquiatría, diagnosticada con esquizofrenia. Paula escribe un blog ¿Esquizoqué?4, donde reflexiona sobre los diagnósticos psiquiátricos y participa en Radio Prometea5, un programa de radio sobre salud mental y alrededores desde una perspectiva de Derechos Humanos. Nos contó cómo fue su particular calvario desde el diagnóstico al ingreso hospitalario, pasando por la vuelta a vivir en casa de sus padres, sin autonomía, y cómo se dio cuenta de las consecuencias terribles que la incapacitación podía tener sobre las personas, algo que le hizo reaccionar. Paula enfatizó la importancia que tiene contar con una red de amistades sólida si se quiere salir del círculo vicioso de la tutela psiquiátrica y la medicalización. Como referencias, nos dejó la de Icarus Project y su Guía de reducción de daños y descontinuación de medicación6, que orienta a las personas que deciden el abandono paulatino de la medicación. También nos habló del movimiento internacional Hearing Voices, que ha celebrado recientemente su congreso en España7.
Para terminar, intervino Carolina Rivas, ginecóloga que desde 2013 trabaja en la Clínica del Sur en Sevilla. Carolina vino a hablarnos del estigma social y profesional en relación al aborto y las relaciones existentes entre aborto y salud mental. De su charla resultó muy destacable, por ser menos conocidas, las dificultades profesionales a las que se enfrentan aquellxs médicxs que optan por practicar abortos. Carolina confesó que en sus cuatro años de formación en residencia —y entre los conocimientos teórico-prácticos que necesitaba garantizar—nunca le enseñaron a practicar un aborto. Tuvo que irse a África para tomar contacto con esa realidad. También nos sorprendió comprobar cómo el estigma que va asociado a la segregación en el espacio de las clínicas que practican abortos afecta del mismo modo a lxs profesionales, que están abocadas a la inmovilidad laboral. Otro de los temas que se discutieron fue la ética de la objeción de conciencia en un campo como este, caracterizado ya por la escasez de personal.
1 http://elpais.com/elpais/2014/09/26/ciencia/1411760322_659498.html
2 http://es.wikipedia.org/wiki/Naomi_Wolf
3 http://libreria.cis.es/libros/moral-corporal-trastornos-alimentarios-y-clase-social/9788474764871/
4 http://esquizoque.blogspot.com.es/
5 https://radioprometea.wordpress.com/
6 http://theicarusproject.net/GuiaReducciondelDanoDiscontinuaciondeDrogasPsiquiatricas